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Los Viajeros

4 Viajes a la conciencia- EL EQUILIBRIO KARMICO-

4 Viajes a la conciencia- EL EQUILIBRIO KARMICO- "...Y cerrar esos círculos con otras personas con nosotros mismos , comenzar un nuevo camino, a través de los segundos, de los granos de arena que llueven en ese viejo reloj desde el primer día". H&D

El equilibrio es la virtud sobre la que descansa el universo. Todo, desde el átomo hasta la última de mis sonrisas o lágrimas, se mueven al son de la mesura y la proporción. El caos altera lo desordenado dotando al cosmos de evolución hacia la conciencia de sí mismo.

Más allá de la razón, cerca del corazón y al lado derecho de la memoria, según se entra, se encuentra el reloj que sopesa los verbos que mi vida conjuga. Pasado, presente, futuro...

Me disuelvo entre átomos y moléculas impersonales, imbuido en la cadena de un todo en explosión. Como un salmón, contracorriente, sigo el ciclo de la vida dejándome llevar por los principios de la esencia a la que escucho cuando hago oídos sordos al mundo que me rodea. Es fácil, como un juego de niños que aún conservan sus almas blancas. Como un intercambio de estampitas, permuto virtud por pecado, saco lo bueno de lo malo, sufro lo malo de lo bueno... manchas que resaltan el blanco satinado de mi historia, la historia.

Se acumula como hojas, arremolinándose en la aceras en este otoño eterno donde aún no aprendimos a decir no, basta, adiós, perdón, nuestros errores, lo que nos dañó, lo que aún nos sangra dentro... de amor, y cerrar esos círculos con otras personas con nosotros mismos , comenzar un nuevo camino, a través de los segundos, de los granos de arena que llueven en ese viejo reloj desde el primer día...

Mi mochila está llena de apegos y desapegos, de errores y aciertos, de frustraciones y fracasos, de tristezas pegadas a la suela de mis zapatos, de luces y sombras, de y de...Se está desbordando, cayendo como lluvia, precipitada, hiriente, al suelo, suelo en el que descanso como Sísifo,( P. dice que debemos verle feliz), arrastrando su piedra una y otra vez hasta la cúspide de la montaña, viéndola caer, una, dos, trescientas veinticinco mil veces, hasta la eternidad, así siento el dolor de este peso en mi espalda.

¿Cuántos siglos llevamos caminando?

¿Cuántas veces nos encontramos en el camino?

Está vez no erraremos...¿Has visto en que escalera nos hemos sentado? Levantémonos, sigamos ascendiendo...

Suelta el barro acumulado, lávalo, déjalo ir tras ese torrente de agua bajo tu mirada, y llena este hueco que ha dejado de ese color violeta que purifica el arco iris, que hoy si luce en tu cara, llénalo , de luz, de tu luz y amor y cuando hayas terminado el proceso contigo mismo, di adiós, comienza un nuevo sendero, una nueva ruta, limpia, pura, divina, en ti.

Sin raíces enredadas en tus tobillos...

H & D

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