4 Viajes al Corazón - DON MIEDO
"Me quedaría contigo amor, si no fuera porque la trompeta de mi sexto sentido tocó peligro y la alarma activó mi reserva" H&D
En su cárcel de cristal no había cerraduras, descubrí huellas de dedos, una lágrima, el recuerdo de una sonrisa y la melancolía sellando con silicona el cubo en el que se encerraba.
Me dicen que viviste del aire tanto tiempo como dedos se cuentan entre las dos manos. Si no fue el tiempo quién terminó con tu aliento vital ¿Cuál era entonces la causa de tu desaparición? Y, sobre todo, conociendo que las entidades, no se crean ni se destruyen, solamente se transforman.. ¿qué rastro debía seguir para dar contigo?
Las psicofonías registraban cien suspiros agónicos a través del hilo musical bañando tu estancia y un gozo escondido brillaba en una ostra abierta de par en par.
- Me quedaría contigo amor, si no fuera porque la trompeta de mi sexto sentido tocó peligro y la alarma activó mi reserva.
La última vez que la osadía me hizo entrar en tu celda, en un desesperado intento por no ahogarte, hundiste mi cabeza en tus aguas. Los corales de tu subconsciente dejaron en mi alma indelebles huellas de un mundo paralelo y fui atrapado por el torbellino de tu invocación.
En las innumerables vueltas que di antes de salir a flote dibujando espirales azules, el miedo a lo desconocido me apuñaló por la espalda, no me quedó sino huir, emprender una vertiginosa huida, hacía arriba.
Te temo, miedo, porque tensas las cuerdas hasta convertirlas en hilachas que emiten gemidos en sus últimos suspiros. Más ahora, la punzante apelación de tu recuerdo esférico hace desaparecer mi fobia. Te miro de frente.
- Allá voy, amor me decía. Manda una señal para que encuentre la entrada a tu paraíso o a tu infierno porque ten tan seguro que, como que el agua es la vida, así es mi amor por ti.
Bebí tu lágrima y tu océano se hizo el mío. Como pez me sumerjo en tus pantanos oscuros, en el remanso de tus lagos, en el torbellino de tus ríos y en la inmensidad de tus mares. Me descubro como gota esparcida en este vasto océano, gota insignificante y a la vez formando parte de ti, del todo. Ahora, como gota me evaporo ante la calidez de tu aliento sobre mi alma, me condenso , soy nube, y caigo en lágrimas, derramándome sobre ti.
¿Miedo? Los miedos son mecanismos de defensa y yo, yo no deseo defenderme.
¿Perdido tú? No se pierde quien deja rastros para que lo hallen.
Buscándote, me disipé para hallarme doblemente sabia, eternamente consciente. En ti.
Descubrí que la que estaba perdida era yo cuando la entrada a tu guarida supuso la salida de mi oscuridad.
Y ya no hay nada que temer. Holitas, mundo real.
En su cárcel de cristal no había cerraduras, descubrí huellas de dedos, una lágrima, el recuerdo de una sonrisa y la melancolía sellando con silicona el cubo en el que se encerraba.
Me dicen que viviste del aire tanto tiempo como dedos se cuentan entre las dos manos. Si no fue el tiempo quién terminó con tu aliento vital ¿Cuál era entonces la causa de tu desaparición? Y, sobre todo, conociendo que las entidades, no se crean ni se destruyen, solamente se transforman.. ¿qué rastro debía seguir para dar contigo?
Las psicofonías registraban cien suspiros agónicos a través del hilo musical bañando tu estancia y un gozo escondido brillaba en una ostra abierta de par en par.
- Me quedaría contigo amor, si no fuera porque la trompeta de mi sexto sentido tocó peligro y la alarma activó mi reserva.
La última vez que la osadía me hizo entrar en tu celda, en un desesperado intento por no ahogarte, hundiste mi cabeza en tus aguas. Los corales de tu subconsciente dejaron en mi alma indelebles huellas de un mundo paralelo y fui atrapado por el torbellino de tu invocación.
En las innumerables vueltas que di antes de salir a flote dibujando espirales azules, el miedo a lo desconocido me apuñaló por la espalda, no me quedó sino huir, emprender una vertiginosa huida, hacía arriba.
Te temo, miedo, porque tensas las cuerdas hasta convertirlas en hilachas que emiten gemidos en sus últimos suspiros. Más ahora, la punzante apelación de tu recuerdo esférico hace desaparecer mi fobia. Te miro de frente.
- Allá voy, amor me decía. Manda una señal para que encuentre la entrada a tu paraíso o a tu infierno porque ten tan seguro que, como que el agua es la vida, así es mi amor por ti.
Bebí tu lágrima y tu océano se hizo el mío. Como pez me sumerjo en tus pantanos oscuros, en el remanso de tus lagos, en el torbellino de tus ríos y en la inmensidad de tus mares. Me descubro como gota esparcida en este vasto océano, gota insignificante y a la vez formando parte de ti, del todo. Ahora, como gota me evaporo ante la calidez de tu aliento sobre mi alma, me condenso , soy nube, y caigo en lágrimas, derramándome sobre ti.
¿Miedo? Los miedos son mecanismos de defensa y yo, yo no deseo defenderme.
¿Perdido tú? No se pierde quien deja rastros para que lo hallen.
Buscándote, me disipé para hallarme doblemente sabia, eternamente consciente. En ti.
Descubrí que la que estaba perdida era yo cuando la entrada a tu guarida supuso la salida de mi oscuridad.
Y ya no hay nada que temer. Holitas, mundo real.
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